jueves, 28 de julio de 2016

La revolución derrama sangre en dictadura

Qué  triste es la vida, sobre todo para los que tratan de sonreír en ella…
Cuando era niño, creía que todo era como en las películas, donde había un villano vil y estúpido, donde yo soy el superhéroe de la historia, quien lucha contra él y salva al mundo….
Que equivocado estaba.
Cuando era joven creía que mis palabras cambiarían vidas, que la sabiduría salía con mis expresiones y todo lo que yo diga es lo correcto sin importar que muchas cosas no tengan fundamento…
Que equivocado estaba.
Ya cuando termine la universidad, creía que podría cambiar al mundo desde el área en la cual me especialicé, que haría de este un lugar hermoso y feliz…
Que equivocado estaba.
Ahora, estando a los últimos días de una “larga” vida de 24 años, me he dado cuenta que mis ideas y mis acciones no son escuchadas ni lo serán.
¿Quién jugaría con un niño que cree ser héroe, cuando tienes trabajo para nutrirlo?
¿Quién escucharía a un adolescente, que critica al mundo y a su entorno, cuando tú eres parte de ese mundo que critica?
¿Quién ayudaría a un chico, que cree que puede levantar a un mundo, cuando tú ya estas arto de ese mundo que levanta?
Nadie
Nadie lo ha hecho, ni nadie lo hará, la vida de las personas sólo giran alrededor de ellas, no existe nada más que ellos y sus bienes y sus cosas y su ego, el cual no les permite ver a los lados del camino.
Aun recuerdo, cuando era joven, aun veo esas hojas cayendo en otoño cada vez que iba al colegio, aun recuerdo esos brotes de primavera en los árboles cada vez que regresaba a mi casa cargado de tareas y estudios.
Aun recuerdo mis salidas nocturnas, con mis amigos, aquellos que una vez me acompañaron y hoy. Ya ni recuerdo sus nombres.
Fue una edad dorada, llena de luz de esperanza, donde creía que todo duraría para siempre, pero ahora, veo como todo cae a pedazos, como todo se vuelve un suspiro.
Todo por el placer de leer, por degustar del arte de la lectura, la cual me tomo y me acogió, dejándome escapar del infierno de afuera, donde nosotros, los despreciables somos exiliados de nuestros hogares, de nuestras cunas y nuestras patrias, llevados a torturas a sufrimientos y a la clandestinidad…
Como desearía escribir a mis padres, pero fueron fusilados en la plaza cuando esto se convirtió en algo serio, a pesar de vivir lejos del lugar de origen los mataron por ser diferentes, por pensar diferentes, por tener emociones y querer esconder a sus hermanos de causa.
Mis padres, cómo los extraño, cómo me duele recordar sus nombres, esos nombres tan dulces, que a pesar de que peleábamos a diario, es sus últimos días, me escondieron de aquella mano asesina que nos buscaba y que se llevo la vida de ambos a la plaza de al frente.
Aun los veo, aun cuando no están sus cuerpos, aun veo el dolor en los ojos de mi madre, quien fue una profesora de un colegio del sector, aun veo la pena de mi padre, quien fue profesor al igual que mi madre, aun veo como caía su sangre al recibir el impacto de la cálida bala al entrar en su pecho.
Lloro cada vez que paso frente a esa ventana, lloro de rabia y pena, por no poder salir de detrás del sofá, donde me escondieron cuando entraron los soldados.
Lloro de angustia y desesperación por ver como morían y no poder gritar ya que temía por mi vida.
Lloro de dolor y desesperación, porque murieron por que buscaban mis palabras y mis libros, mis malditos libros.
Como desearía haberlos quemado antes de que los militares los encontraran y acusaran a mi familia de ser comunistas, como desearía que mi padre no hubiese golpeado a ese soldado cuando tomaron a mi madre, como desearía que mi madre no golpeara con esa bofetada a ese militar cuando tomaron a mi padre, como desearía que no los hubiesen llevado o que hubiesen revisado detrás de ese sofá marrón gastado, donde esta yo mirando por debajo, para ser llevados con ellos y pagar por mantener aun esos libros.
 Ahora, estoy solo, en esta casa, mantenido por mi esfuerzo, aunque  pude llegar a la universidad,  mi sueldo apenas me alcanza para comer el pan que compro, cada noche duermo en el piso con el colchón como trinchera, abrigándome con una frazada verde y el ruidoso sonido de los disparos en mi villa con el grito de algún vecino menos en este sector.
Cada día es una lucha, un nuevo combate que me hace sufrir, un combate que hoy perdí, que hoy será el último que haya dado, te agradezco mucho esto amigo José, maldito traidor, no solo has cobrado mi vida, también la de nuestros colegas dirigentes, que soñábamos con cambiar, que estúpido sueño.
Que estúpidos fuimos, nuestras palabras ni siquiera fueron escuchadas, solo ignoradas y nuestras acciones, no marcaron la diferencia, solo el fin de los que las hicieron.
Como desearía que ese 11 de septiembre nunca hubiese ocurrido, que esas lagrimas nunca hubiesen corrido y que ese compañero, que me mostro este mundo, que ahora está prohibido, nunca me hubiese vendido ese primer libro de portada roja.
Ahora mis acciones solo sirven para guardar mi obra, mi legado al futuro, o al fuego de la hoguera en conjunto  de mi cuerpo.
El mundo me ha negado hoy mi vida, mi ideal, me han borrado el título de “chileno”, como si fuera una mancha o un estorbo en ese mundo  de crueles llantos y agrios gritos de desesperación.
 Sé que mi partida no marcara vidas, porque me voy con mis conocidos,  sé que si muero hoy, mañana también saldrá el sol, sé que si muero hoy, el dictador aun estará hay sentado, esperando a que otro caiga tal como caigo yo.
Pero me gustaría que mis palabras se guarden y mi voluntad se cumpla,  que mi cuerpo no desaparezca como el de mis padres y que mi espíritu  no se olvide como el del soldado olvidado en la guerra.
 Ahora soy un alma menos para  este mar de penas, como si con acabar con una, se solucionaría el problema.
Como si con acabar con una evitaras que otros más sueñen como yo soñé.
Ojala mis palabras logren pasar esta madrugada oscura, que no sean halladas hasta que termine este golpe en la historia chilena.
Este momento donde la miseria humana y todos sus defectos envenenados salen a luz
Para dejar ver un mundo oscuro y nauseabundo al cual una vez llamamos hogar.
Descansare eternamente por que soy un  testigo de la muerte y no estuve dispuesto a callar
y ahora estoy en espera de que rompan ya esta puerta de madera ya astillada por sus gritos y sus armas. 

Adiós.

lunes, 18 de julio de 2016

el diario del olvido

Mi vida en la calle
1

Yo soy un hijo de las calles, fui engendrado  en el mundo de las luchas, soy el descendiente de una cualquiera, de una callejera, nací sin tener nombre, y aun no tengo identidad, para el mundo solo soy uno más del montón, uno más del problema, un problema más de la sociedad.
Yo nací en una de las muchas calles Santiago, nunca puede conocer a mi padre, ya que este se fue al poco tiempo después de estar con mi madre y ella murió atropellada por un humano cuando yo apenas deje de ser un cachorro.
La vida callejera siempre ha sido dura, debo recorrer horas e incluso días para poder encontrar comida e incluso agua. Aun puedo recordar que más de una vez he sido sorprendido buscando escombros de comida en la basura, viendo como mi orgullo se ve reducido a nada, buscando migas de pan, restos de carne, huesos, o lo que sea que pueda comer para saciar mi hambre, pero  de pronto un fuerte golpe en mis costillas que me aleja de mi búsqueda y me recalca que en un mundo dirigido por los humanos, no puedes existir ni luchar para vivir, solo morir y ojala sin ser visto para no incomodar a sus hijos.
Recuerdo que una vez, en una fría mañana, lamentablemente me desperté con sed, mi cuerpo gritaba por agua que no tomado en días largos y secos. Recuerdo como tuve que recorrer el día entero hasta encontrar un pequeño agujero en la calzada como agua ennegrecida y contaminada, pero que a pesar de tener un olor fatal, mi sed me obligó a beber esa agua agria del piso… no te imaginas como me arrepentí después, sintiendo mi interior rugir y contraerse, sintiendo como esta agua envenenada rompía todo mi interior a su paso. Todo este dolor solo por el extraño liquido que bebí por una sed mortal, la cual casi me quita la vida ese mismo día.
Cada día se siente como una lucha, la cual he partido con una gigantesca desventaja, una lucha desigual e injusta que no puede frenarse ni evadirse. Acá en la tierra de las calles solo sobreviven los más fuertes, los más aptos para la pelea cotidiana, por existir un día más y esto no da espacio para las dudas o la ternura, todos son crueles en la calle, todos pelean entre todos hasta morir.

(…)

Hoy, me levante en la madrugada y comencé a buscar comida para poder alimentarme ya que ayer no pude comer nada en todo el día. Mi mañana paso de largo y la tarde comenzaba a caer, de pronto a lo lejos veo un trozo de pan tirado en el piso, pero cuando fui por el pan, una jauría me tomo por sorpresa y no solo me robaron mi trozo de pan, también me hirieron  y  rompieron mi pata trasera, por lo cual no pude defenderme ni salir de una oleada de mordidas, sentía como rompían mi pelaje, como destrozaban los huesos en mi pata, como rompían mi cuerpo para saciar su hambre.
 De pronto sentía como el gran sueño se acercaba a mi cada vez mas, pero de la nada, un silencio absoluto, un vació total, ¿estaré muerto? Me preguntaba mientras aun veía como sangraba mi pata…
No, no puede ser, no lo estoy, se que sobreviví, casi muerto trate de abrir los ojos, pero solo vi la silueta de un grupo de humanos y escuche como los otros perros corrían por sus golpes, ¿será que me mataran ellos a golpe? ¿Los abran echado para darse ellos el gusto de matarme? O ¿moriré antes de que me golpeen?
Pronto lo sabré y descansare.

Constructores
2

Estoy abriendo los ojos de a poco, siento como se va calmando el dolor de mis heridas y como mi pata comienza a mejorar, al fondo del cuarto donde estoy, veo a tres humanos que me miran y sonríen, un cuarto se acerca y me examina,  habla con los otros tres mientras yo trato de averiguar dónde estoy.
 Veo que estoy en una sala de color claro, esta sala es muy bella e iluminada, veo una enorme  variedad de instrumentos y herramientas, hay una enorme cantidad de fotografías de diferentes animales.
De repente aparecen los tres humanos y uno de los humanos acerca su mano a mi cabeza…
¿Me golpearas?
Pensaba mientras veía su mano acercarse y antes de poder morderlo o alejarme de su mano, de la nada puedo sentir un ligero movimiento en mi cabeza, era el humano que estaba acariciándome, este es un momento único para mi, el cual despierta una sensación que nunca he conocido, un calor que recorrió mi cuerpo desde mi cabeza a mi cola. No sé como lo hizo, solo sé que me gusto y que ha sido la primera vez que alguien me da una muestra de afecto, la cual ha despertado una parte de mí que nunca he sentido.
Ahora sé que pertenezco acá, ellos son mi manada, mi familia…

Saliendo de la sala donde desperté, me llevaron a un lugar donde se reúnen todos los humanos y miembros de mi nueva familia, entre todos ellos me dan una bienvenida y me ponen un nombre, es la primera vez que tengo uno y  una emoción invade mi cuerpo.
A estos humanos les gusta mi compañía y a mí me gusta la suya, puede que este sea nuestro primer día junto pero sé que esta familia será para siempre.

(…)

Llevamos meses juntos, los humanos son los mejores, cada mañana me levanto temprano, para esperarlos y darles la bienvenida a cada uno, me dan de comer y beber, nunca me he sentido tan feliz en mi vida, mientras mi familia descansa y toma un agua que deja mareado, yo vigilo a que no llegue el humano que grita cada vez que hacen eso, ese es nuestro juego, cuando llega el humano gritón yo ladro y mi familia comienza a trabajar en silencio hasta que se va y el juego vuelve a empezar.

(…)

Hoy me construyeron una casa frente a nuestro punto de encuentro, ahora vivo solo pero sigo viéndolos cada mañana.

Ultimo día
3

Hoy despierto como cada día, pero mi familia tardo un poco en llegar.
Hoy finalizo la construcción en la que tanto han trabajado y como festejo me compraron un trozo un de carne el cual era tan sabroso que me lo comí al instante, estoy tan contento de que terminaran la construcción, de seguro que ahora tendrán aun más tiempo para mí y podremos seguir jugando o incluso tener más juegos, me entusiasma tanto la idea que no para de saltar de lo feliz que estoy, me acarician el pelo, juegan conmigo y me dan más comida sabrosa.
De repente  mi familia se junta mientras yo tomo agua, parece que algo les incomoda, algo pasa entre ellos, comienzan a apuntarse, enojarse y volver a apuntar, de vez en cuando me miran y vuelven a pelear, no sé qué pasa pero ojala que termine pronto para seguir jugando y riendo con ellos.

(…)

Terminando la pelea me miran con pena, pero con un poco de tiempo se borra la tristeza y comienza el juego, algunos me persiguen mientras los otros ríen, luego soy yo quien los persigue y todos reímos al mismo tiempo, que bella que es la vida, al fin he encontrado mi familia y el lugar al que pertenezco y nada podrá separarnos porque somos familia

(…)

Comienza la noche y se van de a poco, cada uno se va despidiendo de mi, unos me dan cariño otros unas palabras y un abrazo, no se aun por qué tan emotivos si nos veremos mañana, no importa, ha de ser la emoción del trabajo hecho






Nuevo y último día
4
Amanece nuevamente, este día parece más bello que ayer, estoy deseoso de que vuelva la familia para comenzar nuestros juegos y ojala traigan otra vez ese trozo de carne que tanto me encanta.

(…)

Qué extraño aun no llegan, ya ha pasado la mañana y aun no aparece nadie,  ¿será que han entrado por otro lado para darme una sorpresa?, ¿Qué sorpresa será?, ojala sea un trozo de carne enorme, si eso debe ser, como regalo por los buenos momentos, llegaran pronto y jugaremos todos, será divertido

(…)

Aun no llegan, ya esta anocheciendo, me siento frustrado, hambriento y sediento, nadie me ha dado de que comer o beber durante todo el día,  aun los espero sentado frente a nuestro lugar de encuentro pero nada, ¿será que se han olvidado de mi?, no, somos una familia, estoy seguro que llegaran mañana, a lo mejor llegaron cuando yo dormía y al no verme se fueron, que lastima y yo que los extrañaba tanto, a lo mejor si despierto antes los encuentre.

(…)

La construcción comienza a ocuparse, la gente corre de mi, como si yo fuera la muerte en persona, cada mañana me levanto antes de que salga el sol, me aseguro de levantarme tempranísimo para esperara a mi familia pero nada, ¿Por qué no vienen? ¿He hecho algo malo? Por favor vuelvan, los quiero, son mi familia, son lo único que tengo, no me dejen.

(…)

Los humanos que viven en la construcción me dan de comer pero otros me corretean incluso me echan de mi casa, si mi familia estuviera acá no harían eso… a que esperan para aparecer, siento un vació enorme ya no se qué puedo ser mejor ¿morir sin conocer el cariño o conocerlo y perderlo para siempre?

(…)

Me han venido a buscar unos hombres en un carro con muchos perros, se que moriré hoy, pero ya que importa, a lo mejor encuentre a mi familia en el camino del gran sueño y me cuiden entre ellos nuevamente, espérenme familia, iré con ustedes ahora.